BENIRRÁS: FUERZA Y FUEGO

Como sabes, tengo la tremenda suerte de vivir en un bello y tranquilo agroturismo al norte de Ibiza. Esta zona es para mí la más auténtica de la isla, ya que es donde aún quedan rincones en los que el turismo, o la ausencia de éste, han permitido mantener igual que hace 50 años.

Sin embargo, uno de los lugares más conocidos de Ibiza, por su peculiaridad, su belleza y su misticismo es la playa de Benirrás.

cala-benirras-agroturismo_vinya_den_palermUna preciosa una playa de piedrecitas, en una bahía cerrada cobijada por colinas y senderos, y el siempre presente mar Mediterráneo. Y justo en mitad de la bahía, se levanta como por arte divino una enorme piedra alargada que lo divisa y controla todo, popularmente conocida como El Dedo de Dios.

Esta roca es la estrella indiscutible de Benirrás, el centro de las miradas y objetivo de las miles de fotos que recibe cada tarde cuando cae el sol. Junto con la silueta de decenas de barcos, veleros y lanchas… nadie quiere perderse tremendo espectáculo.

Un espectáculo único en Ibiza con su propia banda sonora. Decenas de tambores acompañan durante toda la tarde la caída del sol y a los visitantes que bailan a su son, o simplemente contemplan el colorido ambiente multicultural.

Es una experiencia cada vez más característica de la isla, y desde hace unos años se ha convertido en una de las grandes atracciones para los turistas. Y como suele pasar cuando algo se populariza tanto… pierde un poco su esencia y su magia.

La playa está abarrotada de turistas y residentes, y sobre todo de vendedores ambulantes que hacen su agosto en la isla. Gazpacho, mojitos, bocadillos, tortilla, cervezas, empanadas, frutas, bollería ‘especiada’… y todo tipo de artesanías.

Así que yo prefiero disfrutar de la belleza y la esencia de Benirrás en los meses más tranquilos.

Hace casi seis años un terrible incendio que duró 12 días arrebató la vida, el color verde y la frondosidad de sus bosques de pinos. Y dio un susto enorme a los cientos de turistas que allí se encontraban, siendo su única salida por mar.

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Aun así Benirrás se va recuperando y permanece llena de fuerza, como si se hubiera rapado el pelo en defensa de la lucha por la conservación de la naturaleza. Y con el recuerdo del poder del fuego y del extremo cuidado que debemos tener para evitar que vuelva a suceder un desastre como el de entonces.

A pesar de todo yo me quedo con lo bueno, con la misteriosa fuerza de esta playa y de la roca que la gobierna.

Si tuviera que resumirlo en dos palabras, para mí Benirrás es fuerza y es fuego. La fuerza de la naturaleza y de la música, del sonido de los tambores y del incansable baile de los allí presentes.

Y es el fuego del sol cada atardecer y del recuerdo de aquel incendio. Es darse cuenta del paso del tiempo, una oportunidad de valorar cada día y celebrarlo como si fuera el último.

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